Odio enamorarme porque me hace vulnerable.
Detesto que mis emociones estén ligadas a una persona que posea el poder de alterarlas.
Detesto que mis emociones estén ligadas a una persona que posea el poder de alterarlas.
Me mata la constante incógnita que produce ignorar qué lugar ocupo en su corazón.
A veces sueño que me ama; pero otras veces aparecen pesadillas de indiferencia en su mirada.
¿Qué tiene el amor, que saca lo mejor de mí y lo peor? Me hace reír, soñar, vivir,… y me hace llorar, temer, sufrir.
Puedo vislumbrar el significado de felicidad cuando me regala el brillo de sus ojos o la dulzura de su sonrisa; pero me siento miserable cuando el efecto se apaga, cuando la conexión no funciona.
Desearía fundirme en sus labios y congelar ese momento por la eternidad; disfrutando de la esencia de su boca con la máxima intensidad, desbordando la pasión plena, dejándome llevar por mis impulsos,…
¡Cuánto lo deseo!… ¡Cuánto lo odio!… ¡Cuánto lo amo!
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